Reflexión

a lo largo de mis 15 años al servicio de la niñez indígena, puedo decir que ha sido una experiencia muy grata el hecho de ver que estos niños que crecen en contextos culturales muy diferentes a los niños de la ciudad, también son capaces de hacer cosas sorprendentes, que tienen talento, que solo la pobreza y la mala alimentación los limita. Porque de tener ambas cosas, elevarían mucho su potencial. A pesar de que sus padres no pueden ayudarlos en casa con las tareas, porque la mayoría no sabe leer, o porque se dedican al trabajo del campo y se tienen que alejar de la comunidad y llegar muy tarde a casa, de verás que varios alumnos que con todo eso, se responsabilizan y tratan se sobresalir adelante.
Por eso, siempre he tratado de poner lo mejor de mi para ayudar a estos pequeños, de que cada ciclo escolar vaya perfeccionando y mejorando a la del años anterior.. los pequeños logros que observo en ellos, son fuente de celebración.